Lo mejor está por llegar

Mi foto
Analista Deportivo en Medios de Comunicación. Profesor de la Real Federación Andaluza de Fútbol. Analista Deportivo en Real Betis. Asesor Deportivo. Escritor del primer libro internacional sobre "Scouting Deportivo : Metogología, Scouting y Coaching" obra considerada el comienzo de la revolución del analista y del análisis como herramientas imprescindibles para profesionalizar el fútbol modesto. Colaboro con revistas especializadas, programas de radio... Para potenciar el #NetworkingSD fundé La Tertulia 10.

domingo, 1 de febrero de 2009

EL JUGADOR MÁS COMPLETO DEL MUNDO

Dani Alves. (Foto: Antonio Moreno)

Dani Alves. (Foto: Antonio Moreno)

Actualizado sábado 31/01/2009 22:26 (CET)
ImprimirEnviar noticiaDisminuye letraAumenta letra
ORFEO SUÁREZ

BARCELONA.- Cuando a Daniel Alves se le abren los ojos de verdad no es cuando habla de fútbol, algo que hace con un autocontrol nada brasileño, muy pendiente de dejar inmaculado su rol profesional. No. Sucede cuando le dicen que dispondrá de un pase vip para acudir a la Fórmula 1. Entonces aparece el niño que se imaginaba en un campo o un circuito, como Cafú y Ayrton Senna, ahora sí puro brasileño, y al que Alves se encontró de nuevo en el protagonista de 'El Alquimista', de Paulo Coelho. Como si la lectura de un sueño lo fuera de una vida.

Lo suyo es la velocidad.

Sobre todo mental.

Explíquese.

Alves se señala la cabeza, que realmente procesa las ideas mucho antes de que el castellano le asista con la precisión que desea: «En el fútbol ya no hay tiempo para pensar, cada vez con más presión y menos espacio. Por eso hay que hacerlo antes de que la pelota llegue a los pies. Primero ser rápido con la mente, después con las piernas». La conjunción de ambas provoca el efecto de una dinamo en la banda derecha del Barcelona, como antes ocurría en el Sevilla, y es que un lateral de este tipo, en la mejor tradición de Cafú, Leonardo o Roberto Carlos, es como un generador de energía permanente para un equipo. Si además encuentra parejas de baile como Jesús Navas o Leo Messi, las que ha tenido en España, el resultado equivale a desintegrar un átomo en un terreno de juego.

Póngase enfrente y pare a Messi.

Ahora le faltan manos y palabras para expresarse. «Es imparable, no hay manera, no hay manera...», murmura mientras se ríe, por primera vez. «Sería necesaria la ayuda de compañeros, coberturas, y a pesar de ello no está garantizado. El problema con el Barça es que si dedicas dos futbolistas a Messi, si gastas demasiados recursos en él, la calidad de los demás te matará. Es un dilema», explica Alves, sin saber, a sus 25 años, que en otros tiempos eso permitió a futbolistas del Barça, como Marcos, crecer por encima de sus posibilidades. Entonces era Maradona quien sumaba marcajes y patadas. También Messi, a lo que su compañero replica: «Si yo estuviera delante, intentaría ser limpio para no picarle, porque cuánto más le pegas, más se motiva y más atrevido es».

Cafú fue siempre la referencia del azulgrana. «Me fijaba en sus movimientos, en su forma de administrar la banda», recuerda Alves, al tiempo que insiste en sus dificultades para adaptarse a lo que el fútbol europeo espera de un lateral: «Es distinto a Brasil. En mi primer año en Sevilla, se me hacía imposible encontrar el equilibrio entre defensa y ataque, entre cuándo debía hacer una cosa u otra. Caparrós me ayudó a entenderlo. Exige mucho de los jugadores, pero sabe hasta dónde puede hacerlo. Ha sido una persona clave en mi vida y en mi carrera».

Cicinho no logró entender eso mismo en el Madrid y Marcelo tampoco se consolida.

Antes de llegar al Madrid hay que estar convencido de que se está preparado para un reto como ése. La diferencia es que yo llegué a un equipo mediano, donde te pueden ofrecer el tiempo necesario para mejorar y aprender. En el Madrid o el Barcelona estás o no estás, sirves o no sirves. Si no, la desconfianza te atrapa.

Dani Alves charla con Orfeo Suárez. (Foto: Antonio Moreno)

Dani Alves charla con Orfeo Suárez. (Foto: Antonio Moreno)

Listo y astuto, Alves dijo al llegar al Camp Nou que no sería el futbolista del Sevilla, una declaración preventiva. «Fue para bajar las expectativas y mejorar», puntualiza mientras vuelve a reírse, por segunda vez. No le costó porque el Barcelona funciona a partir de una base asociativa, con más toque e intensidad en la recuperación, pero la misma velocidad que el Sevilla de Juande, el técnico que, en opinión de Alves, le puso el «plus» ganador al equipo, «el que le hizo levantar títulos».

Son conjuntos que se mueven como acordeones, metáfora a la que también se refiere el azulgrana, donde cada movimiento tiene relación con el siguiente. Hay más cosas en común, como una preparación física de la misma escuela, diseñada por Lorenzo Buenaventura, o la alimentación en común, desde el desayuno a las cenas de recuperación tras los partidos. La evidente delgadez de los futbolistas del Barça lo prueba: «El cuerpo importa cada vez menos, salvo en las jugadas de estrategia. Nuestra altura está en la movilidad y la técnica».

Defina a Guardiola.

Trabaja mucho, pero lo mejor que tiene es una inteligencia espectacular. Sabe explicarse y nosotros entendemos muy pronto lo que quiere. Eso es clave en un equipo.

El técnico no quiso trasladarse a la nueva ciudad deportiva, en Sant Joan Despí, hasta que el filial tuviera su campo de entrenamiento listo. Un lugar para el trabajo, con espacios perfectamente delimitados, cuya intimidad sólo invade una antigua masía, de 1916, todavía habitada. Un detalle tradicional y mágico, acorde con este equipo y esta ciudad. Alves vive al lado, casi podría ir andando, como sino quisiera ninguna distracción. «Sé que otros jugadores viven de forma diferente este trabajo, pero yo tengo la mía», dice lacónico, sin afán inquisidor.

Tiene muy presente el esfuerzo que ha hecho para llegar hasta aquí desde Brasil, «donde muchos sufren la frustración de no poder trabajar después de haberse sacrificado por tener estudios superiores. Es doloroso y el fútbol acaba convirtiéndose en la vía de escape». «Cuando salí de mi país –añade– supe que debería trabajar mucho para no volver si no era de vacaciones. Si lo haces, es que has fracasado. Y no quería excusas, son de perdedores. Por eso, y a pesar de la posición que tenemos, creo que hay que poner algunas dificultades a los hijos aunque nos duela. Que sepan que no todo es tan fácil, que las cosas hay que currárselas». Conoce bien la expresión, porque currar es su receta para ganar un título –«nada de pensar en el triplete porque añadiría una presión negativa»– y esperar que este Barcelona dimensione su papel en la discutida 'seleçao'.

¿Que siente un brasileño al ponerse la camiseta de su país?

Es algo diferente a todo lo demás. La felicidad no se puede explicar con palabras.

No hay comentarios: