Una revolución en 7 días
GEMMA HERRERO / Barcelona A Pep Guardiola sólo le ha hecho falta una semana para sentar las bases de lo que será su Barça. Desde que comenzó a trabajar con el primer equipo, hace hoy una semana, el técnico no ha perdido el tiempo y ha marcado las normas y los límites a sus futbolistas desde el primer día para que así después no haya espacio para los equívocos.Para empezar, Guardiola les comunicó que había que estar en el vestuario del equipo una hora antes del entrenamiento. El técnico quiere que desayunen juntos y ni qué decir tiene que no hay ni rastro de bollería en el desayuno. Sólo fruta, cereales y como única concesión, pan con tomate.
Tras desayunar, la otra novedad. El Barça de Rijkaard se entrenaba casi siempre en La Masía, pero Pep prefiere el Mini Estadi porque el campo de La Masía ni siquiera tiene las medidas oficiales de un campo de fútbol. Además, cuando el Barça de Rijkaard se entrenaba en el Mini Estadi, los futbolistas se desplazaban hasta allí en sus coches. Guardiola se lo prohibió desde el primer día y les hace ir andando del Camp Nou al Mini Estadi por una pasarela que comunica ambos estadios.
Esta medida recuerda a la que en su día impuso uno de sus técnicos cuando era futbolista y que sigue siendo un referente para Guardiola: Cruyff también les hacía ir andando al Mini. Tras el entrenamiento matinal, los jugadores deben almorzar también todos juntos. Verduras, ensaladas, pasta, arroz y fruta es el menú fundamental.
Por la tarde, vuelta a empezar. Los entrenamientos son a puerta cerrada ya que los periodistas sólo pueden estar los primeros quince minutos, cuando los jugadores calientan. Al acabar la jornada, otra regla. Guardiola les ha puesto las doce de la noche como hora límite para estar en casa.
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